La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que puede afectar diversos sistemas del cuerpo, incluido el sistema digestivo. Uno de los problemas comunes que enfrentan los pacientes con Parkinson es la dificultad para tragar, conocida como disfagia.
Esta condición puede provocar complicaciones graves, como la broncoaspiración, en la que los alimentos o líquidos ingresan a las vías respiratorias. En este artículo, exploraremos las causas de la dificultad para tragar en pacientes con enfermedad de Parkinson y proporcionaremos recomendaciones de alimentación segura para evitar complicaciones.
Causas de la dificultad para tragar en pacientes con enfermedad de Parkinson: La disfagia en la enfermedad de Parkinson puede deberse a varios factores, entre ellos:
Rigidez muscular: La rigidez muscular, uno de los síntomas característicos de la enfermedad de Parkinson, puede afectar los músculos responsables de la deglución, lo que dificulta el paso adecuado de los alimentos.
Lentitud de los movimientos musculares: La bradicinesia o lentitud de los movimientos también puede afectar los músculos implicados en la deglución, lo que ralentiza el proceso y aumenta el riesgo de que los alimentos se acumulen en la boca o la garganta.
Coordinación motora alterada: La falta de coordinación entre los músculos que intervienen en la deglución puede dificultar la transición adecuada de los alimentos desde la boca hacia el esófago.
Recomendaciones de alimentación segura para pacientes con enfermedad de Parkinson:
Texturas adecuadas: Adaptar las texturas de los alimentos y las bebidas puede ayudar a facilitar la deglución. En general, se recomienda optar por alimentos más blandos y fáciles de masticar, como purés, papillas, sopas espesas y alimentos triturados.
Alimentos humedecidos: Humedecer los alimentos con salsas, caldos o líquidos puede facilitar la deglución y reducir el riesgo de que los alimentos se queden atascados en la garganta.
Tamaño de las porciones: Servir porciones más pequeñas y comer despacio puede ayudar a controlar el flujo de alimentos y minimizar el riesgo de atragantamiento.
Postura adecuada: Mantener una postura erguida durante las comidas puede mejorar la capacidad de tragar. Sentarse en posición vertical y evitar inclinar la cabeza hacia atrás mientras se come son recomendaciones importantes.
Evitar distracciones: Centrarse en la comida y evitar distracciones, como ver televisión o hablar demasiado, puede ayudar a mantener la atención en la deglución y reducir el riesgo de problemas.
Acompañamiento líquido: Tomar pequeños sorbos de líquidos entre bocados de alimentos puede ayudar a humedecer la boca y facilitar la deglución.
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